lunes, 22 de junio de 2015

Desarrollo teórico del Capítulo 5



CAPÍTULO 5
SISTEMA DE PREVENCIÓN DE DENUNCIAS A LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


o   ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA DE PREVENCIÓN DE DENUNCIAS A LOS PROFESIONALES DE SALUD E INSTITUCIONES DE SALUD
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LA RESPONSABILIIDAD INSTITUCIONAL

LEY GENERAL DE SALUD. LEY N°26842. Y LA RESPONSABILIDAD DE LAS INSTITUCIONES

TÍTULO PRELIMINAR
II.- La protección de la salud es de interés público. Por tanto, es responsabilidad del estado regularla, vigilarla y promoverla.
IV.- Es de interés público la provisión de servicios de salud, cualquiera sea la persona o institución que los provea. Es responsabilidad del estado promover las condiciones que garanticen una adecuada cobertura de prestaciones de salud a la población, en términos socialmente aceptables de seguridad, oportunidad y calidad.

TITULO II. CAPITULO II: DE LOS ESTABLECIMIENTOS DE SALUD Y SERVICIOS MEDICOS DE APOYO.
Artículo 37.- Los establecimientos de salud y los servicios médicos de apoyo, cualquiera sea su naturaleza o modalidad de gestión deben cumplir los requisitos que disponen los reglamentos y normas técnicas que dictan la autoridad de salud de nivel nacional con relación a planta física, equipamiento, personal asistencial, sistema de saneamiento y control de riesgos relacionados con los agentes ambientales físicos, químicos, biológicos y ergonómicos y demás que proceden atendiendo a la naturaleza y complejidad de los mismos.

Artículo 40.- Los establecimientos de salud y los servicios médicos de apoyo tienen el deber de informar al paciente y sus familiares sobre las características del servicio, las condiciones económicas de la prestación y demás términos y condiciones del servicio, así como los aspectos esenciales vinculados con el acto médico.

Artículo 48.- El establecimiento de salud o servicio médico de apoyo es solidariamente responsable por los daños y perjuicios que se ocasionan al paciente, derivados del ejercicio negligente, imprudente o imperito de las actividades de los profesionales, técnicos o auxiliares que se desempeñen en éste con relación de dependencia.
Es exclusivamente responsable por los daños y perjuicios que se ocasionan al paciente por no haber dispuesto o brindado los medios que hubieran evitado que ellos se produjeran, siempre que la disposición de dichos medios sea exigible atendiendo a la naturaleza del servicio que ofrece.

La institución de Salud como tercero Civilmente Responsable

Como se señala en el primer párrafo del artículo 48° de la Ley General de Salud que dice: “El establecimiento de salud o servicio médico de apoyo es solidariamente responsable por los daños y perjuicios que se ocasionen al paciente, derivados del ejercicio negligente, imprudente o imperito de las actividades de los profesionales, técnicos o auxiliares que se desempeñen en éste con relación de dependencia...”. Lo que señala que si un juez ha determinado una responsabilidad en el poder judicial, puede acarrear una responsabilidad  civil o reparación civil solidaria con la persona jurídica del cual es dependiente el profesional de salud, estando ambos, es decir empleado y empleador obligados solidariamente a la restitución o al resarcimiento pecuniario del daño.

Tercero civilmente responsable es la persona natural o jurídica como en este caso (institución de salud: hospital, clínica, centro médico, etc.)  que sin haber participado en la realización del hecho o delito tiene que pagar sus consecuencias económicas. Esto significa que además del profesional de salud quien responde penal y civilmente, la institución de salud donde desarrolla su profesión responderá civilmente económicamente.

Como se señala en el segundo párrafo del artículo 48° de la Ley General de Salud hay casos donde la solidaridad no es posible, porque el responsable exclusivo es la institución de salud por no haber dispuesto o brindado los medios que hubieren evitado que el daño se produjera.

Responsabilidad en  el mantenimiento de equipos

Junto a estas cuestiones elementales se encuentras las fallas, errores y alteraciones de los equipos altamente sofisticados, como son de los aparatos de rayos X, ecógrafos, tomógrafos, instrumentos y reactivos de laboratorio, equipos de laparoscopía, endoscopios, litotrictores extracorpóreos, resonancia magnética nuclear, desfibriladores, electrocauterios, monitores e instrumentos quirúrgicos, entre otros que requieren de un sistema continuo de garantía de calidad. Muchos procedimientos se realizan con pleno conocimiento de fallas por falta de mantenimiento de dichos instrumentos y los profesionales de salud prácticamente son obligados a laborar con gran riesgo de caer en mala práctica exponiendo al paciente a riesgos innecesarios y evitables.

El mantenimiento es un conjunto de actividades que tienen por finalidad conservar los inmuebles, equipos, instalaciones, herramientas, etc., en condiciones de funcionamiento seguro, eficiente, confiable y económico. Los sistemas de mantenimiento se clasifican en tres grandes grupos que son: el correctivo, el preventivo y el predictivo. El correctivo, en esencia consiste en esperar  que las fallas se presenten para recién tomar las medidas de corrección. Es el que se ejecuta cuando las instituciones permiten el uso de instrumentos, equipos y herramientas hasta que se malogren y sólo recién se reparan. El mantenimiento preventivo en cambio busca descubrir las fallas en la fase inicial y corregirlos en el momento oportuno, lo que genera ventajas como la confiabilidad porque los equipos operan en mejores condiciones de seguridad, disminución de tiempo perdido, mayor vida útil, reducción de los costos de reparación. El mantenimiento predictivo se basa en descubrir una falla antes de que suceda utilizando instrumentos de diagnóstico, permite resolver  problemas como el pronosticar el tiempo  de vida que le queda a los instrumentos y equipos.

Responsabilidad por la seguridad electrónica de equipos

Algunos hospitales son llevados a juicio por  fallas en los aparatos que han provocado lesiones graves y aún la muerte de pacientes, en cuyo caso conviene distinguir si algún personal ha sido el causante intencional  o la culpa es institucional cuando previamente ha quedado registrado en documentos la existencia de fallas aunque sean mínimas  con potenciales efectos dañinos. Es el caso de fallas en el equipo de cauterización que el jefe de centro quirúrgico ha informado oportunamente al director del hospital, quien sin embargo permite que se siga utilizando “con cuidado hasta comprar otro que lo reemplace”.

Las bondades de la electrónica en su aplicación para el control de la salud de las personas, como ayuda diagnóstica y terapéutica, pueden verse trastornadas, porque los equipos  pueden hacer descargas insuficientes que no producen el efecto deseado, o hacer descargas en exceso lesionando el cuerpo del paciente. Esto se entiende mejor al realizar un análisis elemental del funcionamiento del electrobisturí, del desfibrilador, y del equipo de aspiración. El electrobisturí consiste en la aplicación de una corriente eléctrica de alta frecuencia (entre 0.5 y 1 MHz) sobre un punto de escasa superficie en contacto con los tejidos vivos. La concentración de energía sobre esa superficie escasa eleva extraordinariamente la temperatura en el punto de contacto. Con ello se consigue dos objetivos: El corte, y variando los controles adecuados, la hemostasia. Constan informes de que durante una cirugía, el electro bisturí no cortaba ni coagulaba y otras veces  producía quemaduras en la piel del enfermo.

En los paros cardíacos una forma de resincronizar el músculo cardíaco consiste en la aplicación de una súbita corriente de alta intensidad sobre la superficie del tórax. Se suele cargar un condensador de gran capacidad, con una tensión elevada, para después descargarlo de pronto por medio de dos electrodos grandes que se sitúan sobre el tórax encima del corazón, requiere por tanto de una alta precisión electrónica y cuando no cumple su objetivo y el paciente no sale del paro, se continúa usando en otro paciente a pesar de saberse que está fallando. Otras tantas fallaba algo tan elemental como el equipo de aspiración ante un paciente que se atragantaba con sus propias secreciones o cuando había que aspirar del área operatoria sangrados que no permiten la visión para colocar los puntos de hemostasia.

En estos casos la responsabilidad es netamente institucional sobre todo cuando constan documentos probatorios (informes, reclamos, puesta en conocimiento oportunamente) de la falla de dichos equipos. Sin embargo, el personal de la institución puede verse comprometido cuando no constan dichos informes, entendiéndose que, a quien usa dichos equipos se le debe exigir un conocimiento preciso de su manejo y de asumir los riesgos que comporta su uso.

Es fácil entender que las instituciones de salud, como los hospitales se obligan a respetar el derecho del profesional de salud de otorgar las condiciones adecuadas para el buen ejercicio de su función, como el alojamiento, alimentación, transporte, cuidado, suministro de medicamentos, materiales, insumos, equipos, infraestructura, personal idóneo y capacitado. Cuando falla alguno de estos componentes, a pesar que querer hacer las cosas bien, se configura la negligencia sanitaria o del sistema de atención hospitalaria.






o   CÓMO EVITAR Y MINIMIZAR LOS RIESGOS DE OCURRENCIAS ADVERSAS

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CONOCIMIENTO DE LOS RIESGOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL

Criterio de la seguridad del paciente
Nuestra  realidad asistencial  nacional médico sanitaria cada día más efectiva pero también más compleja debido a los múltiples y nuevas técnicas de intervención y procedimientos para la recuperación de la salud del paciente consecuentemente el incremento de los riesgos de los diversos procedimientos, ha convertido el criterio de la seguridad del paciente en una de las dimensiones de la calidad asistencial más valoradas tanto para los ciudadanos pacientes como la necesaria protección de los  profesionales de la salud y gestores de los servicios médico sanitarios en la que interviene necesariamente la responsabilidad institucional en otorgar las garantías necesarias de seguridad en el funcionamiento y mantenimiento de los equipos e instrumentales.
Actualmente la Superintendencia Nacional de Salud requiere de las instituciones de salud la responsabilidad de tener implementado y en funcionamiento un Sistema de Seguridad del Paciente y Control de Eventos Adversos y Haber cumplido con al menos 95% del plan de mitigación de riesgo operacional informado a SUSALUD. Por lo tanto es indispensable conocer los conceptos básicos de los sistemas de previsión y seguridad del paciente.
El ambiente institucional en que se ejecutan las prácticas médicas requiere de parte de los servidores y funcionarios una constante capacitación sobre cuestiones como:
  • El conocimiento de los eventos médicos adversos.
  • Aplicar los criterios de previsión de eventos adversos.
  • Identificar por qué ocurrió el evento médico adverso.
  • Previsión y control de los efectos  adversos
  • El conocimiento de los riesgos durante la actividad médica.
  • La gestión adecuada de los riesgos asistenciales,
  • La aplicación de la mejor evidencia científica disponible  en la actividad médica.
  • Los criterios técnicos sobre prácticas médicas seguras.
  • La comunicación y diálogo sobre el riesgo clínico con los pacientes.
  • Atención centrada el paciente comunicación de los riesgos quirúrgicos.
  • La comunicación entre los profesionales involucrados en el proceso de atención sanitaria.
  • La seguridad del paciente en el  sistema sanitario.
  • La seguridad del paciente como dimensión esencial de la calidad asistencial.
  • Conocimiento, previsión e  identificación de fallos y  errores médicos.
  • Trabajar con seguridad: prácticas clínicas seguras.
  • Trabajar con seguridad: prácticas quirúrgicas  seguras.

CONOCIMIENTO E INFORMACIÓN DE LOS RIESGOS EN LOS ACTOS MÉDICOS

El médico no puede evadir su responsabilidad de informar sobre los riesgos previsibles, menos llevado por motivos egoístas y ambiciosos con la finalidad de que el paciente no se vaya por el lucro visualizado. Es el deber más delicado que tiene el médico para con su paciente. Los riesgos previsibles pueden ser justificables e injustificables.

Se entiende por riesgo previsible justificable a aquellos que se pueden presentar como complicaciones propias del procedimiento médico o quirúrgico. Que se pueden tratar, controlar o superar con el consiguiente tratamiento médico, así por ejemplo: la infección de una herida operatoria debe ser tratada con limpieza y antibióticos, una hemorragia intraoperatoria o postoperatoria se controla con transfusiones sanguíneas, un dolor lumbar temporal por lesión de fibras nerviosas que se supera con analgésicos y antiinflamatorios, una impotencia pasajera después de una cirugía de próstata que se recupera luego de varias semanas, entre otras. Los cuales luego de controladas culminan con la recuperación y normalidad del paciente, es decir que al final no se produce daño, por lo que no genera ninguna responsabilidad.

La cirugía de hernia inguinal presenta como riesgo  justificable o propias de la cirugía a  aquellas que permiten solucionar las complicaciones en el mismo acto quirúrgico. Entre estas complicaciones se sabe que se puede  producir hemorragias a consecuencia de lesiones vasculares que puede surgir en cualquier tipo de cirugía de hernia inguinal y son básicamente dos: la lesión de los vasos epigástricos y la lesión de la vena femoral. Una conducta para prevenir hemorragia es por ejemplo que si existe riesgo de sección de los vasos epigástricos es mejor seccionarlos voluntariamente, previa ligadura de los mismos. Cuando se lesiona la vena femoral es mejor evitar dar puntos a ciegas  y comprimir la vena. La lesión del conducto deferente por compresión o sección también se ha podido observar. En casos de sección debe de realizarse la anastomosis de los dos cabos. Cuando se han lesionado las vísceras como vejiga o intestino se deben reparar adecuadamente en el acto quirúrgico. De producirse lesiones en los nervios se recomienda tomar medidas para prevenir una neuralgia permanente.

Los riesgos previsibles injustificables son aquellos que se presentan cuando se ha producido  la pérdida del deber objetivo de cuidado y que generan responsabilidad moral, ética, administrativa, civil, penal, etc.  Cuando se produce daño se genera la responsabilidad civil y penal. Cuando no se produce daño  puede ser susceptible de una sanción moral, administrativa, ética y ante Indecopi. Son aquellos riesgos que no se pueden aceptar por ningún motivo. Se tienen como ejemplo de riesgos con daño los siguientes:

En la especialidad de urología:

En una cirugía de próstata no se puede aceptar: que el paciente termine con el intestino perforado, con perforación del recto, ligadura de la porción intravesical del uréter y la consecuente hidronefrosis y anulación de la función del riñón correspondiente, fístulas vésico cutáneas prolongadas, incontinencia urinaria total y persistente, impotencia sexual habiendo estado previamente con buena función sexual, necrosis testicular atribuida a no realización de vasectomía profiláctica, shock hipovolémico por hemorragia intra operatoria por no contar con el depósito de sangre oportuno.

Cada una de estas complicaciones tiene una explicación causal que identifica la mala práctica según el caso, por ejemplo la perforación de intestino es un daño debido a la mala práctica en la técnica quirúrgica por no haber tenido el cuidado de evitar la lesión. De la misma manera se explica la ligadura de la porción intravesical del uréter que se debe a no haber tenido el cuidado o diligencia para evitar su ligadura accidental. De igual modo tiene explicación las demás complicaciones injustificables que generan responsabilidad.

Riesgos injustificables en otras especialidades:

No se puede aceptar que una paciente sometida a una histerectomía termine perdiendo un riñón.
No se puede aceptar que se opera de un cálculo al uréter y termine con una perforación del apéndice y peritonitis.
No se puede aceptar que por ser sometido a una operación de un quiste, una amígdala, o una cirugía plástica estética el paciente fallezca.
Se intervenga de una vesícula y termine con una perforación intestinal.
Se opera de un cálculo en el uréter y termine con el miembro inferior amputado.
Se realice una ligadura de trompas y se termine con una perforación intestinal.
No se puede aceptar que un cirujano abandone la sala de o operaciones.
No se puede aceptar los cobros indebidos para realizar un determinado servicio.
No se puede aceptar que se opere de una hernia inguinal y termine con el miembro inferior amputado, perforación intestinal, sección del deferente.
No se puede aceptar que se realice una transfusión sanguínea y termine infectado con una enfermedad mortal (ejem. SIDA)
No se puede aceptar que se opere de una amígdala y termine en estado vegetativo o descerebración permanente.
No se puede aceptar que el  anestesiólogo abandone la sala de operaciones.
No se puede aceptar que un anestesiólogo asista o anestesie a dos pacientes al mismo tiempo.

Los riesgos imprevisibles como su nombre lo indica no se pueden prever aún agotando el deber objetivo de cuidado, por lo que no generan responsabilidad de ningún tipo. Es el caso de la presentación durante una cirugía de una tromboembolia pulmonar que causa la muerte del paciente, un paro cardiorespiratorio, una ruptura de aneurisma cerebral asintomático, una muerte por hemorragia masiva durante el transcurso de la cirugía para corregir una cardiopatía congénita  al debridar adherencias indetectables en el preoperatorio,  una cicatriz queloide, muerte súbita por una displasia arritmogénica indetectable en la vida de la persona, etc.

La presentación de los riesgos con daño o sin daño debido a hechos fortuitos como un Terremoto, apagón general, caída de un rayo, reacciones alérgicas a medicamentos considerados inofensivos, no generan  responsabilidad.

No se puede acusar a un médico que cuenta con toda la tecnología, con todo el instrumental,  conocimiento y capacitación recibida, de la misma manera que a un médico que se encuentre en una zona rural y que no cuenta con la tecnología por trabajar en condiciones bastante pobres. Es el caso del Dr. César Venero “Dr. Taladro”, ese ejercicio en lima sería catalogado de Inobservancia de las reglas técnicas de la profesión y sancionado hasta con cuatro años de pena privativa de libertad por usar herramientas de carpintería. Pudo haber imprudencia o infracción del deber objetivo de cuidado, pero como no ocasionaron daño, no hay delito. Para imponer una pena, se requiere que el bien jurídico tutelado por la ley penal haya sido lesionado o dañado.

CONOCIMIENTO DE LOS CONCEPTOS Y TÉRMINOS RELACIONADOS CON LA SEGURIDAD DEL PACIENTE

La Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente reunió un Grupo de Redacción para que llevara adelante un programa de trabajo consistente en definir los conceptos relativos a la seguridad del paciente, armonizarlos y agruparlos en una clasificación acordada internacionalmente que favorezca el aprendizaje y la mejora de la seguridad del paciente en diferentes sistemas. Para efectos del aprendizaje desarrollamos algunos términos:

CULTURA DE LA SEGURIDAD Definición
Cultura que presenta los siguientes cinco atributos de nivel superior que [los profesionales sanitarios] se esfuerzan por poner en práctica mediante la aplicación de sólidos sistemas de gestión de la seguridad. (1) Una cultura en la que todos los trabajadores (lo que incluye al personal de primera línea, los médicos y los administradores) aceptan responsabilizarse de su propia seguridad y de la de sus compañeros de trabajo, los pacientes y los visitantes. (2) [Una cultura que] concede prioridad a la seguridad por encima de las metas financieras y operacionales. (3) [Una cultura que] fomenta y recompensa la identificación, la comunicación y la resolución de los problemas de seguridad. (4) [Una cultura que] pone los medios para que las organizaciones aprendan de los accidentes. (5) [Una cultura que] proporciona los recursos, la estructura y la transparencia adecuadas para mantener unos sistemas de seguridad eficaces.


EVALUACIÓN DE RIESGOS

1.       Evaluación que examina un proceso detalladamente, incluida la secuencia de eventos; evalúa los riesgos, fallos y puntos de vulnerabilidad reales y potenciales, y mediante un proceso lógico determina áreas de mejora prioritarias basándose en el impacto real o potencial en la atención al paciente (criticidad).

2.       Estimación cualitativa o cuantitativa de la probabilidad de efectos (adversos) como consecuencia de la exposición a determinados eventos o procesos o de la ausencia de influencias beneficiosas.

3.       Proceso que ayuda a las organizaciones a comprender la diversidad de riesgos que encaran –tanto interna como externamente–, el nivel de capacidad para controlarlos, la probabilidad de recurrencia y sus posibles repercusiones. Combina la cuantificación de los riesgos y el uso del criterio, la evaluación y el balance de los riesgos y beneficios, y la ponderación de estos, por ejemplo, frente al coste.

EVENTO ADVERSO Definición
1.       Lesión causada por el tratamiento o por una complicación médica, no por la enfermedad de fondo, y que da lugar a una hospitalización prolongada, a una discapacidad en el momento del alta médica, o a ambas cosas.

2.       Resultado no deseado para el paciente, que puede ser o no consecuencia de un error.

3.       Evento u omisión que surge durante la atención clínica y causa lesiones físicas o psicológicas a un paciente.

4.       Consecuencia negativa de la atención que da lugar a una lesión no buscada o una enfermedad que podía haber sido o no prevenible.

5.       Lesión que fue causada por el tratamiento médico y que da lugar a una discapacidad mensurable.

6.       Lesión causada por el tratamiento médico (no por la enfermedad subyacente) que prolonga la hospitalización, ocasiona una discapacidad en el momento del alta, o ambas cosas; [...] los EA son causados por complicaciones medicamentosas, infecciones de la incisión y complicaciones técnicas, y los debidos a negligencia [lo son por] percances diagnósticos, percances terapéuticos y eventos ocurridos en el servicio de urgencias.

7.       Evento desfavorable, no deseado y generalmente imprevisto, como el fallecimiento de un paciente, un empleado o un visitante en una organización de atención sanitaria. También se consideran eventos adversos incidentes tales como la caída de un paciente o la administración indebida de medicamentos, aunque los efectos en el paciente no sean permanentes.

8.       Los eventos adversos son incidentes desfavorables, desgracias terapéuticas, lesiones iatrogénicas u otros sucesos adversos relacionados directamente con la atención o los servicios prestados en la jurisdicción de un centro médico, una consulta externa u otro establecimiento. Pueden ser consecuencia de actos de comisión o de omisión.

9.       Evento no deseado que se produce en el curso de la atención médica y ocasiona un cambio mensurable en el estado del paciente.

10.   Evento que causa un daño involuntario al paciente por un acto de comisión o de omisión, no por la enfermedad o el trastorno de fondo del paciente.

11.   Lesión que es consecuencia de una intervención médica y no se debe a la enfermedad de fondo del paciente.

       12. Incidente imprevisto y no deseado relacionado directamente con la atención o los servicios prestados al paciente.
13.   Incidente que causa daño a un paciente.

MALA PRAXIS MÉDICA Definición
1.       Conducta negligente o incompetencia injustificada en el desempeño de una tarea médica por parte del médico o de una parte (por ejemplo, un establecimiento de atención sanitaria) en la que se desarrolla esa acción o tarea; la mayoría de los casos de mala praxis médica son competencia de la jurisdicción civil (es decir,  una demanda interpuesta por una persona contra otra), no de la jurisdicción penal (es decir, una demanda interpuesta por un Estado o un Gobierno federal contra una o varias personas infractoras); la mala praxis médica se basa en la teoría de la negligencia, que es una conducta que no alcanza el nivel de calidad asistencial reconocido por la ley para proteger a otros frente al riesgo excesivo de daño, es decir, un desvío respecto a la norma asistencial aceptada que deriva en daños a otras personas; para que la parte demandante gane una demanda por negligencia deben alegarse y probarse ante el tribunal cuatro elementos: la obligación, su incumplimiento, los daños y la relación causal.

2.       Determinación judicial de que ha habido un incumplimiento negligente (o, raramente, deliberado) de la norma asistencial vigente que ha causado una lesión o una pérdida a un paciente y por el que el proveedor responsable de la negligencia ha incurrido en responsabilidad jurídica. Dado que la sentencia de mala praxis es sociojurídica y no se dicta de manera sistemática, sino caso por caso, los criterios y procesos para determinar la mala praxis pueden variar de unas zonas a otras.

NEGLIGENCIA Definición
1.       El hecho de no proceder con la competencia, la diligencia y los conocimientos que se esperan de un proveedor de atención sanitaria razonablemente prudente.

2.       La atención prestada no cumplió los criterios de calidad que es razonable esperar de un profesional calificado para atender al paciente en cuestión o no alcanzó el nivel que se esperaba de los médicos de su comunidad.

3.       El hecho de no proceder con la diligencia con la que lo habría hecho una persona razonablemente prudente y cuidadosa en circunstancias similares.

4.       El hecho (por lo general por parte de un médico u otro profesional sanitario) de no proceder con la diligencia, la prudencia o la competencia ordinaria, razonable,  habitual o esperable (que aplicarían habitualmente otros médicos acreditados al tratar a pacientes similares) en el desempeño de una obligación legalmente reconocida, lo que ocasiona daños, lesiones o pérdidas previsibles a otros; la negligencia puede ser un acto de omisión (es decir, involuntario) o de comisión (es decir, intencionado), caracterizado por falta de atención, imprudencia, inadvertencia, desconsideración o desorden; en la atención sanitaria, la negligencia implica una práctica médica de calidad inferior a la «práctica de referencia» que habría ejercido un profesional con la misma formación en circunstancias similares.

RIESGO Definición
1.       Probabilidad, alta o baja, de que alguien o algo vaya a resultar dañado por un peligro, multiplicada por la gravedad del posible daño.

2.       Probabilidad de enfermedad, lesión o muerte entre diversos grupos de individuos y por diferentes causas. Se dice que los individuos están «en situación de riesgo» si pertenecen a un grupo en el que está presente un determinado factor causal. [...] Esta definición es la empleada en salud pública.

3.       Combinación de la probabilidad de que se produzca un daño y de la gravedad de este.

4.       Exposición a eventos que pueden amenazar o dañar a la organización o a sus intereses.

5.       (1) Probabilidad de que se produzca una enfermedad, una lesión o la muerte entre diversos grupos de personas y por distintas causas. (2) Toda posibilidad mensurable o previsible de pérdida, lesión, desventaja, peligro (incluido el inevitable o inminente) o destrucción. Para una organización de atención sanitaria el riesgo puede radicar, por ejemplo, en la responsabilidad jurídica general o profesional o en daños a bienes materiales.

6.       Probabilidad de que suceda algo que tendrá un impacto en los individuos y/o las organizaciones. Se mide en términos de probabilidad y consecuencia.

7.       Probabilidad de peligro, pérdida o lesión en el sistema sanitario.

       8.  Posibilidad/probabilidad de que se produzca o se repita un evento, multiplicado por la gravedad de este.
       9.   Probabilidad de que ocurra un incidente.

RIESGO QUIRÚRGICO
Probabilidad de un resultado adverso y de muerte asociados a la cirugía y la anestesia. Las decisiones de llevar adelante una intervención quirúrgica se basan en razones de riesgo y beneficio conceptualizadas que sólo pueden ser exactas cuando se aplican a grupos de pacientes comparables sometidos a procedimientos similares. Los riesgos pueden clasificarse como relacionados con el paciente, con el procedimiento, con el proveedor o con el anestésico. El estado general del paciente puede evaluarse y puntuarse mediante la Escala de Estado Físico de la American Society of Anesthesiologists (ASA-PSS), que se correlaciona con el resultado quirúrgico, aunque no se elaboró originalmente como predictor del riesgo.

RIESGO TOLERABLE
Riesgo que se acepta en un contexto determinado basándose en los valores sociales vigentes.

SEGURIDAD Definición
1. Grado en el que se reducen el riesgo de una intervención [...] y el riesgo en el entorno asistencial para el paciente y para otras personas, incluidos los profesionales de la atención sanitaria.
2. El hecho de estar a salvo de sufrir o de causar lesiones, daños o pérdidas; se consideran seguros las actividades o los elementos del entorno cuyo uso y eliminación entrañe unos riesgos juzgados aceptables.
3. El hecho de estar a salvo de riesgos inaceptables.
4. El hecho de estar a salvo de lesiones accidentales.1 véase también
5. Estado en el que el riesgo se ha reducido hasta un nivel aceptable.
6. El hecho de estar a salvo de peligros.


SEGURIDAD DEL PACIENTE
1.       Evitación, prevención y mejora de los resultados adversos o lesiones derivados de procesos de atención sanitaria. Esos eventos comprenden «errores», «desvíos» y «accidentes». La seguridad surge de la interacción entre los componentes del sistema; no reside en una persona, un dispositivo o un departamento. Mejorar la seguridad depende de que se aprenda cómo emerge esta de las interacciones entre los componentes. La seguridad del paciente es un subconjunto de la calidad de la atención sanitaria.

2.       El hecho de estar a salvo de lesiones accidentales; velar por la seguridad del paciente supone instaurar sistemas y procesos operacionales que reduzcan al mínimo la probabilidad de errores y maximicen la probabilidad de interceptarlos cuando ocurran.

3.       Acciones emprendidas por individuos y organizaciones para proteger a los receptores de atención sanitaria de verse perjudicados por los efectos de los servicios que la prestan.

4.       El hecho de estar a salvo de lesiones accidentales en el curso de la atención médica; actividades dirigidas a evitar, prevenir o corregir resultados adversos que pueden derivarse de la prestación de atención sanitaria.

5.       Identificación, análisis y gestión de los riesgos e incidentes relacionados con los pacientes con el propósito de mejorar la seguridad de la asistencia que se les presta y reducir al mínimo los daños que puedan sufrir.

6. Reducción y atenuación de las acciones peligrosas dentro del sistema de atención sanitaria, y aplicación de las mejores prácticas que han demostrado ofrecer resultados óptimos para el paciente.
7. Prevención y atenuación del daño a los pacientes.

8.       El hecho de que un paciente esté a salvo de daños innecesarios o potenciales asociados a la atención sanitaria.



RECOMENDACIONES PUNTUALES PARA PREVENIR EN PROBLEMAS MÉDICO LEGALES

 Decálogo de Recomendaciones para la asesoría y defensa

1.- Una medida fundamental lo constituye la aplicación del derecho de acceso a la historia clínica. Ante la negativa proveerse de copia de la historia clínica. ¿Cómo? Solicítela por escrito.

2.- Si se prevé una mala práctica se debe contar con la historia clínica (fotocopia u original).

3.- El consentimiento informado debe ser jurídicamente válido.

4.- No se debe alterar maliciosamente el contenido de la historia clínica. Genera el delito contra la fe pública.

5.- Saber de antemano que en el proceso el profesional de salud debe demostrar con pruebas su diligencia. La mejor prueba es una historia clínica adecuada.

6.- No se exige que el paciente demuestre cómo se produjo la mala práctica médica, lo que debe resultar del proceso de investigación.

7.- Analizar el caso entre el médico y un abogado conjuntamente aplicando los conocimientos del Derecho Médico.

8.- La conciliación de la reparación (indemnización) civil puede significar ahorro de tiempo y dinero.

9.- Verificar si el profesional médico cuenta con registro de especialista y si está habilitado. De igual modo verificar si el Profesional Abogado se encuentra habilitado.

10.- Considerar los datos estadísticos de casos por los que hay mayores reclamos.







o   SISTEMA DE GESTIÓN DE RIESGOS PARA LA MEJORA DE LA SEGURIDAD DEL PACIENTE

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Introducción

Todos los pacientes pero especialmente aquellos que se encuentran en situación de procesos y procedimientos médicos que implican algún grado de riesgo son vulnerables de padecer complicaciones como consecuencia del necesario procedimiento para la recuperación de la salud. El solo hecho de sufrir una merma en sus capacidades individuales por el padecimiento aumenta su vulnerabilidad, centrándose por ello la mayor responsabilidad de su cuidado en los servidores profesionales. Es por ello que las organizaciones sanitarias han comenzado a prestar especial atención a la seguridad de sus procedimientos y estructuras asistenciales, así como a la identificación de incidentes, efectos adversos, sus consecuencias y posibilidades de mejora.

Los usuarios de los sistemas sanitarios si bien es verdad que muchos de ellos desconocen este derecho a la seguridad durante su atención, también es verdad que son cada vez más conscientes de la necesidad de un entorno seguro y solicitan ser agentes activos de su salud. Como parte de esta necesidad el sistema de salud viene realizando los esfuerzos para la implementación del Sistema de Gestión de Riesgos para la Mejora de la Seguridad del Paciente lo que va redundar en la mejor protección de su derecho a una atención de calidad.

Los diversos procedimientos y actos médicos son cada vez más tecnificados pero a la vez más complejos, muy especializados y con el inherente incremento de los riesgos potenciales y complicaciones ante las nuevas técnicas. A pesar de los esfuerzos por implantar una medicina basada en la evidencia médica científica, sigue existiendo una gran variabilidad en las prácticas asistenciales, variabilidad incluso inexactitudes específicas en los diversos ámbitos de las especialidades médicas.

Cada día se refuerzan los conceptos del ejercicio de la medicina basada en evidencias perno no va paralelo con el refuerzo de las actividades médicas basadas en las responsabilidades en sus diversos niveles. Por un lado está como ya estudiamos la responsabilidad de los pacientes en respetar, cumplir las indicaciones médicas y conocer sus derechos. Por otro lado está la responsabilidad del profesional de la salud colectiva por los trabajos en equipo e individual según el caso. También se debe tener en prioritaria consideración la responsabilidad de las instituciones de salud en sus diversas áreas donde incluso le asiste una responsabilidad exclusiva en caso de un evento médico adverso. Es por ello que la primera responsabilidad en la implementación del sistema de seguridad del paciente corresponde a la Institución de Salud.

Todos sabemos que  la seguridad del paciente es un elemento fundamental y prioritario de la calidad. Los errores y la falta de calidad redundan en perjuicios para usuarios, para los profesionales y para las instituciones lo aumentan los gastos sanitarios. La mayoría de estos errores se relacionan con el entorno asistencial, por lo que es necesario ir más allá de un modelo centrado en la depuración de la responsabilidad individual personal y la negligencia individual. Es la organización en su conjunto la que requiere supervisada, evaluada, controlada y en donde deben implementarse los sistemas de mejora.

Los procedimientos médicos hospitalarios relacionados con la enfermedad mental grave requiere especial atención en cuanto a la seguridad de sus actos médicos, procesos y estructuras asistenciales. Podemos considerar a las unidades de hospitalización entornos de riesgo, ya que atienden a pacientes vulnerables con diversos grados de riesgo y la precipitación de complicaciones con la consiguiente quiebra de derechos según el caso.

Sistema de seguridad del paciente en los hospitales

El Lineamiento de Política del Sector Salud en el marco del  proceso de reforma  contempla la protección del usuario mediante el mejoramiento de los procesos que brinden seguridad del paciente, calidad de la atención, efectividad de la prestación y sobre todo de manera prioritaria la protección de los riesgos mediante acciones de promoción de la salud y Gestión de los riesgos. Destacando determinadas áreas de intervención a corto plazo que son perfectamente aplicables en los diversos ámbitos y procedimientos de salud, como la puesta en marcha de programas de gestión de riesgos sanitarios, incentivar actividades de mejora de seguridad del paciente con participación de profesionales, incorporar indicadores sobre seguridad del paciente, fomentar sesiones críticas de los servicios asistenciales sobre resultados adversos, información sobre áreas y factores de riesgo a profesionales y pacientes, formación de grupos de análisis de problemas de seguridad del paciente en cada centro, financiar e incentivar la formación en seguridad del paciente del personal sanitario.

Para conseguir estos objetivos debemos insistir desde el principio en la necesidad primordial de construir una cultura de seguridad del paciente en el conjunto de la organización sanitaria. Los cambios culturales son tan complejos como necesarios para implantar procedimientos de seguridad del paciente en la práctica asistencial cotidiana. La seguridad del paciente es una tarea y un reto del conjunto de la organización que, en última instancia, es gestionada por los equipos multidisciplinares que trabajan en los dispositivos sanitarios. La cohesión del equipo y la capacidad de liderazgo local son las piezas claves en la prevención de riesgos y en la reducción de las secuelas de los potenciales incidentes. Los equipos deben aplicar herramientas que les permitan conocer los factores y situaciones de riesgo (Mapas de riesgos) y participar en el establecimiento de estrategias de intervención en seguridad del paciente.

Cultura de la Seguridad

Son notables los esfuerzos realizados por la Organización Mundial de la Salud para lograr las definiciones de los términos mediante Clasificación Internacional de la Seguridad del Paciente lo que permite el uso de  una taxonomía aproximadamente consensuada y permita hablar un mismo idioma internacional cuando se trata de implementar  el sistema de seguridad del paciente.

Así por ejemplo la Seguridad del paciente significa: ausencia de lesiones o de complicaciones evitables (o riesgo mínimo irreductible de los mismos), producida o potencial, como consecuencia de la atención recibida a los problemas de salud. El Evento o suceso adverso significa: Suceso no deseado e imprevisto que tiene consecuencias negativas, perdurables o no, para el paciente o la propia institución sanitaria, como consecuencia de la atención sanitaria. Los eventos adversos pueden ser evitables o inevitables. Los sucesos adversos que realmente provocan daño son definidos como efectos adversos. Ejemplos: caídas de pacientes hospitalizados, complicaciones secundarias a la aplicación de la contención mecánica, suicidio en el medio hospitalario. También se conoce como efecto adverso a la lesión, daño, incapacidad, prolongación de la estancia hospitalaria o muerte relacionada con el proceso asistencial más que por la condición médica o enfermedad subyacente del paciente.  Se llama incidente de seguridad del paciente a aquel acontecimiento o situación que potencialmente podría haber causado daño pero que no lo ha hecho a causa de la presencia de una barrera de seguridad del paciente que lo ha impedido o por casualidad. Son también llamados “casi errores”, situaciones al límite del error, error potencial. Factor contribuyente: circunstancia o acción que ha desempeñado un papel en el origen o la evolución de un evento adverso o que actúa como factor de riesgo para que éste se produzca. Pueden relacionarse con factores externos a la organización sanitaria, con la propia organización sanitaria (fallos del sistema), con el personal sanitario (error humano) o con el paciente. Error: acción fallida que no se realiza tal como se planificó. Evento centinela: acontecimiento inesperado que tiene como resultado la muerte o daños físicos o psicológicos graves o el riesgo de que se produzcan. Impacto: resultado o efectos del error o de los fallos del sistema referidos a la lesión producida al paciente. Los resultados o daños para el paciente pueden dividirse en enfermedad o su complicación, lesión, sufrimiento o discapacidad. Prevención y planes de contingencia: medidas tomadas o propuestas para reducir la incidencia y los efectos de los eventos adversos o para mejorar su detección precoz.

Elementos de la cultura de seguridad

Algunos elementos básicos de la cultura de seguridad del paciente que debe impregnar a toda la organización sanitaria que asume un enfoque sistémico en la gestión de riesgos son: 

  • Reconocer errores, aprender de ellos y actuar para mejorar.
  • Compartir información sobre eventos adversos.
  • Entender que los errores están relacionados principalmente con el sistema en el que se trabaja (situación, estructura y funcionalidad de la organización).
  • Promover la comunicación de efectos adversos.
  • Detectar precozmente el efecto adverso, analizar causas y diseñar planes de actuación para prevenir su recurrencia.
  • Entender que la seguridad del paciente debe formar parte de las estrategias, objetivos y líneas de trabajo.
  • Asumir un enfoque no punitivo, constructivo, dirigido especialmente a propiciar cambios en el sistema de trabajo.
  • La cultura de seguridad del paciente, frente a una cultura punitiva, reactiva, autoritaria, promulga una actitud proactiva en el contexto del trabajo en equipo, donde sea posible la comunicación y el intercambio de ideas, y donde la atención se dirija claramente al paciente. En vez de focalizarse en el potencial causante y culpable del error, se centra en el sistema y sus condiciones latentes analizando las causas que subyacen en el error buscando una oportunidad de aprendizaje.

Pasos para la seguridad del paciente

Se identifican siete pasos fundamentales que son:
1. Construir una cultura de seguridad.
2. Fomentar el liderazgo del equipo de personas.
3. Integrar las tareas de gestión de riesgos en la práctica cotidiana.
4. Promover la información de eventos adversos.
5. Involucrar y comunicarse con los usuarios y los ciudadanos.
6. Aprender y compartir lecciones de seguridad.
7. Implementar soluciones para prevenir daños.

El error como fuente de aprendizaje
Errar es humano, pero este hecho no justifica el ocultamiento del error o la resistencia a un análisis que permita aprender de la experiencia. Aprender de la experiencia requiere un cambio de cultura de seguridad del paciente en la organización y en sus profesionales. En la práctica asistencial podríamos entender el error como un acto incorrecto, por comisión u omisión, en la práctica de los profesionales sanitarios, que puede contribuir a la aparición de un evento adverso.

El error humano se ve condicionado por factores personales (desconocimiento, impericia, cansancio, sobreestimación de la capacidad propia, no considerar la necesidad de ayuda cuando es preciso, desmotivación...) y sistémicos (carga asistencial, condiciones laborales, ausencia de instrucciones o planes funcionales, falta de recursos o inadecuación de éstos, complejidad de las prácticas...). Con frecuencia se distinguen los errores relacionados con el conocimiento de los errores de aplicación. Es habitual que los errores obedezcan a la falta de atención, las conductas automatizadas rutinarias o los olvidos. Pero pueden existir trasgresiones conscientes de las normas o procedimientos que impliquen una desviación intencionada por considerarla más apropiada al caso. Un casierror o near miss es un incidente generado por un error que no ha llegado a causar daño. Es una categoría poco precisa pero de suma importancia, ya que pueden ser signos o avisos de situaciones que comprometan la seguridad de los pacientes y por tanto una apreciable fuente de aprendizaje.

Más allá de la tradicional estrategia de nombrar, culpar, avergonzar como forma de gestionar el error, es necesario un enfoque sistémico que tenga en cuenta los fallos latentes en el entorno asistencial y de los procedimientos aplicados, considerando además que la persona con una enfermedad es especialmente propensa y susceptible a sufrir eventos adversos. Un error es una fuente de aprendizaje y de potencial cambio en el sistema.

Estrategias para disminuir el error
Por tanto, algunas estrategias consensuadas para la disminución de errores son:
Limitar las horas de trabajo ininterrumpido para disminuir estrés y fatiga.
Adecuar el entorno a las prácticas asistenciales.
Mejorar los aspectos relacionados con la comunicación.
Asegurar la formación continuada y aprendizaje supervisado.
Aumentar la capacidad de autogestión y participación de los pacientes.
Establecer manuales de organización funcional de los dispositivos.
Protocolizar las prácticas y situaciones de riesgo.
Fomentar un entorno de aprendizaje.

MODELO DE GESTIÓN DE RIESGOS

No existen prácticas sanitarias que estén completamente libres de riesgo, por tanto es necesario asumir como objetivo minimizar los riesgos inherentes a la asistencia. En un contexto de tan alta complejidad asistencial y tal grado de expectativas en la sociedad respecto a los resultados de las intervenciones sanitarias, la seguridad del paciente no pude dejarse librada a intervenciones dictadas por la fuerza de la costumbre, las buenas intenciones o la confianza pasiva.

La preocupación por la seguridad del paciente nos obliga a determinar cuáles son los procedimientos más eficaces, eficientes y seguros, aceptables para los pacientes y la sociedad, que vayan más allá de los hábitos, la intuición y las costumbres (las creencias son el fin del conocimiento). Todo ello en un contexto donde el paciente debe ser un sujeto activo en su proceso asistencial.

Existen básicamente dos tipos de modelo de gestión de riesgo: los centrados en la persona y  los centrados en el sistema.

Un modelo de gestión de riesgos centrado en la persona achacará los eventos adversos a errores profesionales determinados por la falta de atención, la desmotivación, olvidos, descuidos, actitudes negligentes o imprudentes. En ningún caso centrará su análisis en los factores sistémicos. Es un modelo punitivo y de aseguramiento, basado en las medidas disciplinarias, la caza de culpables, amenazante, y que imposibilita la comunicación abierta y el conocimiento a partir de la experiencia. Es obvio que el factor humano es importante y que por muchas medidas de seguridad del paciente que establezca el sistema finalmente será el sujeto individual el que ejecute la acción última. Pero la gestión de riesgos no puede centrarse en el error humano, sino en los sistemas en los que los eventos adversos se producen.

Actualmente se considera esencial establecer como marco de análisis del riesgo los modelos de gestión de riesgos centrados en el sistema. El modelo se basa en las siguientes ideas:

  • Errar es humano, el error posible.
  • El error es consecuencia de una serie de múltiples factores asociados.
  • El origen de los eventos adversos está en la interacción de factores sistémicos.
  • El sistema ha de dotarse de barreras que protejan a los usuarios de la aparición de eventos adversos.
  • Ante el error lo importante es analizar cómo y por qué fallaron las defensas, no perseguir y castigar a los culpables.

En este sentido es ilustrativo el modelo de queso suizo de James Reason, que presenta las barreras del sistema sanitario como lonchas de queso que procuran reducir los riesgos de aparición de eventos adversos, mientras que los agujeros del queso representan los fallos en estas barreras. El alineamiento simultáneo de fallos en dichas barreras daría como consecuencia el evento adverso. Estos fallos del sistema son estados latentes que condicionan la aparición de eventos adversos. Se definen así los conceptos de “condición latente” y de “error activo”.

Condición latente: problemas relacionados con el diseño de la organización, mantenimiento o formación, existentes previamente a la producción del evento adverso (presión en el tiempo, personal insuficiente, equipo inadecuado, fatiga, falta de experiencia...). Pueden existir condiciones relacionadas con el proceso asistencial, el equipamiento, factores ambientales, de gestión de la información, liderazgo, supervisión y otros. 

Error activo: Actos inseguros cometidos por personas en contacto directo con el paciente o con el sistema (lapsus, equivocaciones, incumplimiento de procedimientos, imprudencia, negligencia...). Las condiciones latentes predisponen a la ocurrencia de un mayor o menor número de errores activos.

PLAN DE LA CALIDAD

El Plan de la Gestión de la Calidad para la mejora de la protección del paciente hace referencia a la mejora de la seguridad de los pacientes atendidos en los centros sanitarios. La estrategia se desglosa en los siguientes grandes grandes objetivos, que llevan aparejados acciones de mejora:
1. Promover y desarrollar el conocimiento y la cultura de seguridad del paciente entre los profesionales en cualquier nivel de atención sanitaria.
2. Diseñar y establecer sistemas para la comunicación de los incidentes relacionados con la seguridad del paciente.
3. Implantar a través de convenios con las Comunidades Autónomas proyectos que impulsen y evalúen prácticas seguras en ocho áreas específicas:
a. Prevenir los Efectos Adversos de la anestesia en cirugía electiva.
b. Prevenir fractura de caderas en pacientes postquirúrgicos.
c. Prevenir úlceras por presión en pacientes en riesgo.
d. Prevenir el tromboembolismo pulmonar (TEP) y trombosis venosa profunda (TVP) en pacientes sometidos a cirugía.
e. Prevenir la infección nosocomial y las infecciones quirúrgicas.
f. Prevenir la cirugía en lugar erróneo.
g. Prevenir los errores debido a medicación.
h. Asegurar la implantación y correcta aplicación del consentimiento informado así como el cumplimiento de las últimas voluntades de los pacientes

GESTIÓN DEL RIESGO

La actividad sanitaria está basada en un proceso de toma de decisiones en el que se ven involucrados distintos agentes a diferentes niveles de atención, desde la macrogestión a las intervenciones clínicas directas.

Desde la macrogestión deben articularse medidas que favorezcan:

  • El uso de prácticas seguras basadas en la evidencia.
  • La implantación de una cultura de seguridad del paciente y excelencia en un entorno no punitivo.
  • La formación de los profesionales.
  • El desarrollo de sistemas de información sanitaria y de notificación que registren los eventos adversos.
  • La reducción de las condiciones sistémicas que faciliten la aparición de los eventos adversos. 

De esta manera, un elemento esencial en la gestión del riesgo es la mejora de las barreras sistémicas dirigidas a evitar los eventos adversos. Para conseguirlo, es necesario:

  • Establecer sistemas de comunicación seguros entre profesionales y entre éstos y los pacientes. Definir las necesidades de recursos humanos, las funciones de los profesionales y los requerimientos para acceder a cada puesto de trabajo.
  • Supervisar las tareas complejas por profesionales con experiencia.
  • Automatizar y estandarizar procedimientos seguros de diagnóstico y tratamiento.

PRIMER PASO: PREVENCIÓN DEL RIESGO

El primer paso en la gestión del riesgo es la prevención de sucesos adversos en su triple vertiente: disminuir el riesgo de que aparezcan, abordarlos de forma precoz para minimizar daños y evitar su reaparición reduciendo su impacto.

La prevención primaria implica desarrollar estrategias para reducir la incidencia de eventos adversos, potenciando los factores que mejoran la seguridad del paciente y reduciendo aquellos que contribuyan a la aparición de errores. Algunas de las siguientes estrategias son plenamente aplicables:

  • Fomentar una cultura de seguridad del paciente en la organización y formar a los profesionales. Erradicar los procedimientos innecesarios o peligrosos no apoyados por la evidencia y de los que existan alternativas más seguras.
  • Aplicar la evidencia en la organización de la asistencia y la elección de los métodos terapéuticos. Establecer alertas clínicas y barreras de seguridad en el sistema.
  • Realizar mapas de riesgos de los procesos más prevalentes.
  • Revisar las condiciones estructurales de las unidades hospitalarias.
  • Incorporar sistemas de identificación inequívoca de pacientes.

La prevención secundaria procura minimizar consecuencias negativas para el paciente y el sistema sanitario, mediante una detección y abordaje precoces de los eventos adversos. Esto puede conseguirse a través del establecimiento de sistemas de vigilancia y notificación, mejorando los sistemas de comunicación entre profesionales y servicios sanitarios y actuando de forma proactiva con los pacientes.

La prevención terciaria se enfrenta al efecto adverso reduciendo sus consecuencias y procurando evitar su reaparición. Tiene como base el análisis detallado y metodológicamente correcto del efecto adverso y la comunicación honesta y veraz con el paciente que debe recibir una atención individualizada del problema.

Ciclo de la gestión del riesgo

La gestión del riesgo se sostiene en la actitud proactiva de las organizaciones sanitarias. Se procurará identificar y analizar problemas de seguridad del paciente y sus causas para desarrollar estrategias que los prevengan o reduzcan su impacto. Se debe combinar esta actitud preventiva proactiva con una capacidad de aprendizaje reactiva.

La gestión del riesgo es una secuencia cíclica de fases que se asemejan a los ciclos de mejora continua:

1. Análisis de situación y contexto
Conocimiento de la organización y su contexto, del servicio, actividades y usuarios. Permite obtener información previa a la identificación de riesgos. Las herramientas serán múltiples: definición estratégica basada en su misión/ visión / valores; análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la organización o el servicio); comparación de buenas prácticas mediante benchmarking; definición de un mapa de procesos asistenciales; establecimiento de objetivos medibles a través de indicadores.

2. Identificación de riesgos sanitarios
 Requiere un análisis proactivo que permita la identificación de riesgos potenciales o el establecimiento de mapas de riesgo. Conviene recurrir a múltiples fuentes: expertos internos y externos, documentos, informes, historias clínicas, encuestas, evaluación de protocolos, reclamaciones, etc. Se puede recurrir a las aportaciones de grupos de mejora utilizando lluvia de ideas, análisis de causas y efectos en diagrama de espina de pescado por áreas implicadas o categorías de fallos (contexto organizativo, servicio, usuarios, profesionales factores individuales y de equipo, recursos y equipamientos, procesos, condiciones de trabajo, etc.) o técnicas de grupo nominal.

3. Análisis y evaluación de los riesgos
Análisis proactivo: mediante la metodología AMFE (Análisis Modal de Fallos y Efectos), matrices de riesgo que valoren la probabilidad de aparición de un EA y su impacto potencial, evaluación de impacto económico, análisis proactivos de barreras del sistema.
Análisis reactivo: Análisis de Causa Raíz, estudio de eventos adversos mediante diagrama de espina de pescado, evaluación reactiva de barreras del sistema.

4. Planificación de estrategias
Tras la detección y análisis de los riesgos de nuestra organización o servicio es necesario planificar estrategias, respuestas acordes al contexto, priorizadas en función de su impacto y factibilidad. Además se establecerán planes de contingencia para aquellos eventos adversos relevantes graves o de difícil prevención que requieran respuestas eficaces y rápidas (complicaciones en contención mecánica, efectos adversos de la medicación, fugas, etc.).
Áreas de planificación potenciales: identificación inequívoca de pacientes a través de pulseras, sistemas de comunicación entre profesionales, sistemas unidosis de fármacos, doble verificación del proceso de preparación de medicación,protocolización y supervisión de contención mecánica, protocolización de riesgos de suicidio en las unidades hospitalarias, protocolización de prevención de caídas o de úlceras de presión, etc.

5. Despliegue de actuaciones y respuestas
Conseguir un despliegue con éxito de las estrategias diseñadas depende de que hayamos logrado la participación de todos los profesionales, que éstos se sientan involucrados en la seguridad de los pacientes y que exista un sólido liderazgo local. Sólo así implementaremos las respuestas ante contingencias acordadas, existirá un clima adecuado de comunicación, supervisión y trabajo en equipo, se colaborará en la habilitación de prácticas seguras y en la notificación de eventos adversos.
Por otro lado, la organización sanitaria ha de dotar a los profesionales de herramientas que permitan una adecuada gestión de riesgos, respaldándolos a través de una cultura organizativa no punitiva y participativa.

6. Implementación, seguimiento y evaluación
La gestión de la seguridad del paciente estaría ya en esta fase integrada en el trabajo cotidiano de los profesionales en consonancia con la cultura de la organización. Se realizaría un seguimiento de los riesgos a través de indicadores incorporados a los cuadernos de mandos y contratos de gestión. El servicio y la organización aprenderían de los errores, establecerían sistemas de análisis y de evaluación y mejora continua.

7. Reanálisis de situación
Se reinicia el ciclo desde el primer punto.

HERRAMIENTAS DEL PROCESO DE GESTIÓN DE RIESGOS

El proceso de gestión del riesgo se realiza a través de un conjunto de herramientas que permiten realizar análisis proactivos y reactivos, priorizar riesgos y diseñar medidas de mejora. Aportamos una breve introducción de dos herramientas básicas en la gestión de riesgos: el Análisis Modal de Fallos y Efectos y el Análisis de Causa Raíz.

AMFE: ANÁLISIS MODAL DE FALLOS Y EFECTOS ο Es una herramienta que nos permitirá identificar, evaluar y definir estrategias de mejora frente a los posibles fallos del proceso asistencial. Es fundamentalmente una herramienta preventiva y que analiza con profundidad las causas latentes en el sistema. Se caracteriza por ser un método de análisis proactivo, sistemático, participativo y que permite la priorización.  Las fases del AMFE son las que muestra incluye: Seleccionar proceso de alto riesgo Creación equipo de trabajo. Diagrama de procesos Análisis del riesgo Definir acciones de mejora. Medidas de resultado de mejoras. Evaluar nuevo proceso. Tormenta de ideas Ishikawa -De fallos para cada paso del proceso - De posibles efectos y causas Puntuación: -Gravedad - Aparición - Detección - Índice Prioridad de Riesgos.

Requiere la utilización de un Índice de Prioridad para cada Riesgo (IPR), que implica un cálculo basado en la gravedad de los efectos adversos, su probabilidad de ocurrencia y la capacidad de detección, realizado mediante tablas y matrices específicas.

ACR: ANÁLISIS DE CAUSA RAÍZ ο Técnica cualitativa, secuencial y estructurada, que se emplea para descubrir los errores latentes que subyacen en un suceso centinela ocurrido, con el fin último de aprender y prevenir la repetición de errores. Entendemos como suceso centinela un acontecimiento inesperado que tiene como resultado la muerte o daños físicos o psicológicos graves o el riesgo de que se produzcan. Se centra en el proceso y el error latente, no en el error activo individual. El ACR se desarrolla a través de la secuencia de etapas que se muestran en el siguiente esquema: 1. Identificar los incidentes que deben investigarse 2. Recopilar información 3. Elaborar un mapa de los hechos y desarrollo de acontecimientos 4. Analizar la información 5. Estudiar barreras que pueden prevenir daños 6. Desarrollo de propuesta de mejoras y plan de acción 7. Informe final.


SISTEMA DE NOTIFICACIÓN DE EVENTOS ADVERSOS

Para el análisis de los eventos adversos podemos utilizar distintos métodos: retrospectivos, transversales y prospectivos. Los sistemas de notificación, registro y aprendizaje son métodos retrospectivos destinados a conocer los problemas más frecuentes de seguridad del paciente, para aprender de los errores y prevenir su ocurrencia. Pueden registrar eventos adversos, incidentes o casierrores y casos centinela. No tienen una función epidemiológica, sino la de implantar una fuente de información de especial valor por su capacidad de generar conocimiento. Pueden ser sistemas voluntarios u obligatorios.

Características generales que deben tener los Sistemas de Notificación, Registro y Aprendizaje: confidencialidad, carácter no punitivo, orientación a los sistemas, agilidad en su capacidad de análisis y respuesta y valoración técnica por expertos.

Los sistemas de notificación, registro y aprendizaje presentan ventajas e inconvenientes:

Ventajas: Estandarización de la taxonomía. Contribución a establecer una cultura de seguridad del paciente entre los profesionales. Identificación de puntos débiles. Identificación de barreras. Aproximación cuantitativa a la presencia de EA. Favorecer ciclos de calidad y mejora continuas. Reducción de los costes derivados de la no seguridad del paciente

Inconvenientes: Aumenta la carga de trabajo. Miedo al castigo. La vergüenza o el desprestigio entre los profesionales. Sesgos de información. Costes de implementación y de sus déficits. Sesgos de declaración de EA.

Para que los profesionales los perciban como útiles, confiables y sencillos, y que pueden integrarse en la práctica asistencial cotidiana, es necesario un plan de formación en seguridad del paciente y sistemas de notificación, la designación de líderes locales que faciliten los procesos de implementación, generar los cambios necesarios en el marco legal, asegurar la confidencialidad y el anonimato y establecer mejoras perceptibles a resultas de los análisis realizados.